viernes, 29 de enero de 2010

Estrellas

Llevo toda la tarde bicheando de aquí para allá en Internet, consulté la prensa, visité las secciones de cultura y tecnología de los principales periódicos (ya leo la de economía en el curro y no hay que abusar). Más que navegar he estado media tarde "buceando" por la red. Quería actualizar el blog y aunque tenía muchas ideas, al final ninguna cuajó. De todo lo visitado me quedo con una foto de Ouka Lele que me ha encantado. Es esta que acompaña a este texto.
Después leo que, en una entrevista de Paloma Fidalgo, se le hace esta pregunta a la que responde de esta forma:

¿Una creatividad y un talento como los tuyos no pueden suplir la formación?

No creo. El desconocimiento te lleva a aprender. Yo puedo soñar con una imagen, pero si no sé cómo materializarla, no pasa de ser una pasión. La imaginación es una dirección, algo que mueve, pero para darle forma hay que tener técnica, recurrir a ella y si no aprender en libros, ir a una escuela, preguntar a quien sepa cómo conseguir lo que se quiere.

No sé si inconscientemente ese "aprender" de esta respuesta me lleva a seguir buscando para ver qué encuentro, y mientras tanto el run run de una canción que habla de estrellas y de una búsqueda suena en mi mente. La canción es esta:


Y buscando estrellas descubro que hay 88 constelaciones como 88 son las teclas que tiene un piano. Tolomeo reconoció 48 constelaciones compuestas por más de 1.000 estrellas en el siglo II d. C. Mucho más tarde, en el año 1925 del siglo pasado se establecieron internacionalmente las 88 constelaciones que conocemos hoy en día: 48 corresponden a las observaciones de Tolomeo y las restantes a los descubrimientos de la Era Moderna. Veo que en mi constelación no hay ninguna estrella de intenso brillo, me lo creo. Mitológicamente se asocia esta constelación con Astrea (otra de las hijas de Zeus) que termina huyendo al cielo. Y en este firmamento andaba cuando empiezo a escribir lo que fuí encontrando durante toda la tarde. Otras coincidencias siguen sucediendo. El caso es que yo nunca he creido en las coincidencias, y sin embargo parece que todo me lleva al momento en que esta mañana, cuando entre las prisas no sé como pude dejé de oír esta canción y empecé a escucharla.  

Ya no duele porque al fin ya te encontré
 Hoy te miro y siento mil cosas a la vez
Mira si busqué, mira si busqué
Tengo tanto que aprender

Todo lo que tengo es tu mirar
De mis recuerdos salen brisas a bordar
Las locuras que tú me quieras regalar
...
Reconozco puertas que yo sé
Se abren solamente alguna vez
Así de poco...

Desde cuando te estaré esperando
Desde cuando estoy buscando

Tu mirada en el firmamento, estás temblando

Te he buscado en un millón de auroras
Y ninguna me enamora como tú sabes
Y me he dado cuenta ahora

Puede parecer atrevimiento
Pero es puro sentimiento
Dime por favor tu nombre
Yo te llevo por las calles a correr
Vamos lejos más allá de lo que crees
...
Abro puertas que alguien me cerró
Pero es puro sentimiento
...
Y al final cuando te encuentro... estabas sola.

Qué fortuna encontrar lo que se busca, siendo capaz de llegar más lejos de lo que se cree. Yo no sé si como la hija de Zeus debo huir a la montaña, al cielo creo que no me apetece todavía. Y hasta aquí llega esta extraña tarde, hasta aquí llegué. Buen fin de semana.


viernes, 22 de enero de 2010

DEPECHE MODE- Enjoy the silence



Ayer nuevamente, la radio me hace recordar a este grupo. Suena "Personal Jesus" y yo recuerdo esta canción, porque (dicen que a causa de la memoria asociativa) en el contexto de trabajo en el que me encuentro, escuchar a veces el silencio es un lujo no permitido. En mi trabajo la palabra es fundamental, el la herramienta para procesar, producir, trabajar, crear... El silencio sólo sirve para enfatizar, para provocar en la otra parte la reflexión o el análisis. El silencio allí significa que todo está parado, que no hay nada empezando. Significa que todo se está analizando, que una y mil memorias de proyectos se están elaborando para justificar planes ejecutados.

El grupo del que hablo es "Depeche Mode". Ha vendido más de 75 millones de álbumes en todo el mundo, aunque como parte del total de las ventas de discos en todo el mundo, incluyendo discos sencillos, alcanzan más de 100 millones, convirtiéndose en el más exitoso grupo de música electrónica en la historia.(Wikipedia).



Recuerdo escuchar esta canción en esos impresionantes equipos de sonido con auriculares, donde podías apreciar con absoluta precisión cada sonido de esta música. Recuerdo que, si tenías la posibilidad de hacerte del dísco en vinilo, saltabas de alegría por poseer un pequeño tesoro.

Tras cada canción no sólo hay  una música, tambien hay una letra, una pequeña historia, algo para poder reflexionar por un momento. Y es en este párrafo que yo descubro la historia de esta canción. Ciertamente ningún mensaje es más importante que la intensidad de un sentimiento.

...LOS SENTIMIENTOS SON INTENSOS,
LAS PALABRAS SON TRIVIALES,
LOS PLACERES CONTINÚAN,
ASÍ TAMBIÉN COMO EL DOLOR.
LAS PALABRAS NO TIENEN SENTIDO
Y SE PUEDEN OLVIDAR.
TODO LO QUE SIEMPRE QUISE,
TODO, LO QUE SIEMPRE NECESITÉ
ESTÁ AQUÍ EN MI BRAZOS.
LAS PALABRAS SON MUY INNECESARIAS,
SÓLO PUEDEN HACER DAÑO.
DISFRUTA EL SILENCIO.
Vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=aGSKrC7dGcY

Buen fin de semana. Disfruten... hasta del silencio.

jueves, 14 de enero de 2010

Mojado Mojado Mojado- Wet Wet Wet- Julia Says



Ayer al volver de clase me encontré con, otra vez, el tiempo mojado. Ya son muchos días seguidos los que lleva lloviendo. Mojado, mojado, mojado pensaba. Y aquel pensamiento me llevó a un grupo de la década de los ochenta. Dicen que fue una década muy buena musicalmente hablando, de mucha revolución y de una grandísima creatividad, favorecida creo que por una industria en desarrollo y muy potente, actualmente en proceso de crisis y por tanto, de cambio. Volviéndo a lo que iba, aquel mojado, mojado, mojado me recordó a Wet Wet Wet y su archiconocido "Love is all around" (1994). Ya me había acordado de ellos también recientemente cuando en Navidad emitieron por televisión Love Actually (2003), este tema fue versionado de forma simpática por uno de los personajes de esta cinta. Por aquellos días uno de los regalos de cumpleaños que recibí fué la banda sonora de una serie de televisión llamada "Periodistas", y en ese CD estaba este Love is all around. Me encantó. Me encantó por primera vez porque en 1994 no sé en medio de qué tunel del tiempo vivía o qué tipo de sordera me afectaba, el caso es que no llegó a mis oidos. Ahora en pleno 2010, unos años después de la fecha en que el mundo se acabaría, oigo esta canción y me sigue encantando. Por supuesto, como para gustos los colores, en esta discografía del grupo se encuentran otras canciones que merecen unos minutos de atención. Hoy voy a dejar aquí la famosa y otra, que también es una preciosidad y está buscando su lugar en una historia que me traigo entre manos. Espero que en esta tarde de viento, lluvia, café y aire puedan disfrutarlas al calor del refugio desde el que se encuentren. Saludos y buenas tardes.



sábado, 9 de enero de 2010

Fic- Ficción III

Historia "Por Vivir". Capítulo cuarenta y algo...



Una vez se hubieron marchado me acerqué al salón pensando en lo sucio que habrían dejado el suelo, pero interrumpí lentamente mi caminar, hasta que desde la entrada pude ver aquel objeto aparecer ante mis ojos, como un gigante que emerge de la nada y su sola presencia ya impresiona.

Era sencillo, de los más pequeños de cola, pero tan brillante como recordaba. Todo el salón se llenó con su olor. Aquel espacio grande, vacío y oscuro pareció llenarse simplemente con él. Sentí iluminada y viva mi casa en ese instante.



En un rincón de aquella vacía y enorme estancia estaba aquella joya para mí. En el lugar perfecto para que no se dañase la pintura ni la caja de resonancia, como si quien allí lo llevó, conociese lo delicado de su estructura.

Recordé mi primer día de clase. Iba de la mano de mi padre. Tendría aproximadamente ocho años. Recordé perfectamente cada rincón, de aquel aula, que era, la casa de mi profesora. Recordé lo difíciles que eran las clases de solfeo y lo ridícula que me sentía leyendo algunas partituras. Me moría de las ganas de sentarme frente al piano y poder tocarlo. Pero aquello no llegaría hasta mucho tiempo después.

El tercer año empezábamos a tocar y aunque en clase había niños y niñas más pequeños que yo, con un extraordinario sentido del ritmo, no dejé de emocionarme el primer día que puse mis manos sobre aquel teclado, siendo consciente en ese instante de lo que era llorar de felicidad. Ochenta y ocho teclas; cincuenta y dos blancas, treinta y seis negras. Tres cuerdas por tecla y tres pedales. Un arpa precioso en su interior. Casi sin darme cuenta me había acercado para acariciarlo. Paseaba mis ojos y mis manos con la delicadeza de saber que, aquel instrumento, me encantaba.

Siete notas, cada una diferente en el pentagrama y más posibilidades de expresar un sentimiento que las palabras que se forman con las letras del abecedario. No hay discurso más completo que el que sale de un piano. Ninguna palabra sustituye a ninguno de sus sonidos. Tuve la tentación de sentarme a tocarlo pero no estaba afinado y preferí esperar. El lunes devolvería aquel regalo pero durante ese fin de semana mis manos pasarían del teclado de mi portátil al teclado de aquel piano.

Mientras que vino el experto afinador, me dediqué a bajarme alguna partitura de Internet. Al final conseguí la que buscaba, me la descargué y la imprimí en el despacho.

Tuve la tentación de querer recordar la última vez que había tocado el piano y tuve que sacudirme ese recuerdo para volver a intentarlo, comprobando cuánto de torpes se habrían vuelto mis manos.

Cuando aquel experto se marchó, a solas, con el único eco de las paredes de aquel salón, me volví a atrever a sentir algo, a darle cuerda al corazón y a sacarlo de su encierro. Nadie alrededor amenazaría su fragilidad. Podría latir cuanto quisiera, sin freno alguno, sin miedo, sin desesperanza. Como una veleta giró hasta ponerse en dirección al viento de aquella melodía. Por unos minutos, conseguí que fuera libre. Por un momento admití cuánto me dolía saber lo cerca que pude estar de lograr lo que había deseado. Por un momento pensé en quién fui y en quien me había convertido. Por un instante volví a desear que me quisiera y aquel deseo no me ahogaba, simplemente existía y esperaba. Y así voló mi imaginación, al único paraíso que conocí, como la cometa que a lo único que aspira es a volar necesitando sólo... el pequeño soplo del deseo.

miércoles, 6 de enero de 2010

Día de Reyes Magos

Bueno, puessss... ¿Quién los ha visto?... Ayer en la cabalgata ví a tres personas disfrazadas como diría mi sobrina. Sus caras eran parecidas a estas:


Recuerdo que de pequeña alguna de nuestras discusiones entre amigas era, cuál era nuestro rey favorito, que si el de las barbas blancas, porque se parece a mi abuelo, que si el pelirrojo porque coincidimos en el pelo o que si Baltasar porque es negro y tiene cara de bueno. ¡Ay por Dios!... ¡Qué años aquellos!... el trababolas... la bicicleta... el monopoly.. ja, ja... La ilusión que hacía pensar en cuánto camello tendría que existir para llevar tantos regalos a todos los niños del mundo.


Con la edad esa ilusión por fortuna se disfruta viéndola en los ojos de quienes ahora son como antes éramos... Nunca una mentira tan grande fue concebida para la felicidad de tantos. Oímos música, asistimos a cabalgatas, nos cruzamos la cara por unas chucherías (no hay nada más peligroso que un abuelo trincando caramelos) y comemos dulces porque hoy todo tiene que ser así.


Olvidamos por unas horas derrotas, decepciones, injusticias, desesperanza, hambre y miseria porque necesitamos un destello de felicidad que nos sirva para todo un año. Y aún así, en el fondo, no se si nos exigimos creer una mentira o nos encanta celebrar, aunque sea por decreto, un día, porque a quién no le viene bien un regalo... aunque sea de esos que no vienen en cajas.

Y hablando de regalos en cajas, por un módico precio, me he regalado a mi misma lo que llevo pidiendo hace cinco años a estos tres mequetrefes y no me traen y digo yo que no será porque he sido mala... ¡Cobardes!... menudos magos de pacotilla...

Como hoy va de sueños la cosa, sigamos soñando


sábado, 2 de enero de 2010

Los caracoles no saben que son caracoles- Nuria Roca


Hoy, otra vez extraordinariamente, esta entrada va de libros. Reconozco que no soy una gran lectora y no digo esto por repetir frase del libro sino porque es cierto. Tengo dos libros en la mesita de noche que aún no he terminado. En realidad me gustaría saber cómo van a terminar, las historias de los libros digo. Este libro cuando compré mi última hornada de libros cayó en la cesta de la compra. Hacía tiempo que estaba esperando como el resto de los que compré para ser leido. Hoy mientras amortizaba la bicicleta de spinning que me autoregalé el pasado febrero me puse a hojear dicho libro. Me dieron ganas de bajarme de la bicicleta y seguir leyendo pero la mala conciencia de los excesos de año nuevo lo impidió y volví a aguantar estoicamente una sesión más de pedaleo a ninguna parte. Creo que lo que más me gusta de mi bicicleta es bajarme de ella y esa ducha reparadora de después. En fin, a lo que iba, que después de la ducha mi mp3 y mi libro se vinieron conmigo al lado de la estufa. Volví a abrir el libro y olvidé encender el mp3. Acabo de terminar de leerlo y me alegro de haberlo leído. Me alegro que de no le haya hecho compañía a aquellos otros que siguen esperando. Me ha hecho sonreir por momentos y supongo que ciertamente consigue emocionar porque habla de emociones muy humanas y cotidianas. No sé mucho de libros, como tampoco sé mucho de vinos y al margen de si son buenos o no, siempre terminas teniendo opinión, siempre sabes si te gustó o no. A mi éste me gustó.

Espero que el año nuevo me traiga muchas más lecturas, al menos tan interesantes como ésta. Hoy dejo como música una canción de la que se habla en el libro que estaba entre la música que tengo.



Aunque la que a mi me mató de este grupo y me perseguírá hasta el día de mi muerte es;



¡Cuánto odio y cuánto me gusta esta canción!