Un tiempo más tarde en una superproducción de cine "Moulin Rouge" el extraordinaro Ewan Mcgregor hizo su propia versión que durante mucho tiempo fue la banda sonora de mis trayectos hacia el trabajo. Me pareció una versión excelente y la disfruté muchísimo.
Hace poco en televisión anunciaban el capítulo final de una serie y como banda sonora de las imágenes finales pusieron otra versión de esta canción. En esta ocasión la voz femenina que le da vida la aterciopeló más si cabe. Me gustó y me pareció muy buena la versión de Ellie Goulding.
El caso es que esta semana también acabó un programa de talentos musicales donde brilló con luz propia un joven (Raúl Gómez) con una voz absolutamente maravillosa, que me sobrecoge por su belleza, y que para colmo versiona esta canción. Creía que nadie podría hacerla crecer más, que siendo ya tan hermosa nada ni nadie le podría añadir nada más, pero la vida entre sus huracanes y terremotos personales me trajo un motivo más... Este joven concursante le añadió su propio sentir, me trasladó en las mismas notas y la misma letra una emoción gigante multiplicada. Volvió a recordarme qué es sentir. No exagero si digo que me quedé pegada al televisor sin darme cuenta de que mis ojos y mi piel se quedaron conectados a tan hermosa versión.
Emocionarse. Aceptar que algo sigue latiendo y que se puede tener el derecho a sentirlo es lo que me hace sentir esta canción.
Que tengan una feliz semana.