sábado, 19 de mayo de 2012

Programaciones y cartas de navegación

Planifiqué por un motivo. Organicé mis quereres. Miré la meta que quería lograr. Me advirtieron que aún distinguiendo perfectamente la meta y reconociendo el camino que lleva a ella, el viaje no sería fácil. Me encuentro en el punto experimental en que puedo dar fe de ello. No es todo tan fácil como quererlo. Recordé cuando estando en el colegio teníamos que construir un cubo recortándolo y pegando sus lados entre sí. Las instrucciones eran bien sencillas pero si no recortabas bien, doblabas mejor y elegías bien el pegamento, cuando pegabas un lado se te despegaba en anterior que habías pegado, y aquella tarea se convertía en lo más difícil del mundo. Recuerdo nítidamente aquel sentimiento de frustracción y hoy muchísimos años después me enfrento ante el mismo problema.


No es fácil ser consciente de todos los aspectos de nuestra vida en los que hemos sido socializados y programados para actuar de determinada forma. No es nada fácil detectar los automatismos con los que habitualmente actuamos de forma insconsciente, pero aprendida, hasta que no tratas de evitarlos. Supongo que es algo así como desconocer que tenemos una camisa puesta hasta el momento en que deseamos vestirnos con otra. Tengo tantas camisas como una cebolla y cuando al fin creo haberme quitado la que me sobra, veo que tengo otra nueva debajo de la que también debo desposeerme.

Empecé este blog pensado que mi viaje empezaba una vez elegido el camino. No caí en la cuenta de que llevaba en la maleta muchas cosas que me lastran y de las que me debo desprender. Identificar una a una esas cosas e ir lanzándolas fuera y dejándolas en el camino, implica ir cada vez más desnuda por la vida. Implica que si bien iré más ligera por el camino, también estaré más desprotegida cuando haga frio, porque por la Ley de Murphy el frio llega antes de haber conseguido aprender a ponerme esa camisa nueva que cubra mi desnudez. Esa camisa que está esperando detrás de ciertos recodos del camino, justo aquellos donde más frio hace.

¡Cuántas veces en el día caigo en el error de actuar conforme se me ha enseñado! ¡Cuántas veces me muevo sin pensar! ¿Será que tantas veces siento lo que enseñaron a sentir? No me siento derrotada en esta sensación, no quiero rendirme. Ahora sé que la vida es la realidad que me rodea, y que quiero ser totalmente consciente de mi movimiento en ella. Quiero coordinar mis pasos a mi corazón. Quiero despejar a mi mente de esas lentes que la hacen ver sólo aquello que debe mirar. Actuar tal como fuí programada o no. Esa es la cuestión. Quiero mi propio software. Ya lo dijo W. Shakesperare.

        (Fuente: Rincón del navegante)


Ayer se fué...
...y decidió batirse en duelo con el mar...
... y navegar...
...su corazón buscó una forma diferente de vivir...
... y se durmió y la noche le gritó ¿dónde vas?...
... y regresó y una voz le pregunto ¿cómo estás?
y al mirarla descubrió unos ojos azules como el mar...




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu comentario me ha gustado bastante.
Te felicito,porque admiro siempre
a las personas que saben expresar sus, mis pensamientos con tanta facilidad y bien escrito.
Gracias.B

Magia dijo...

Hola anónimo B, gracias por tus palabras y bienvenido a este solitario espacio. Un saludo y feliz semana.