sábado, 6 de diciembre de 2008

Matices de la realidad


En la entrada anterior hablaba sobre un aspecto del aprendizaje que como todo en la vida tiene sus matices. Hablaba de cómo podemos vincular el aprendizaje con las emociones, para grabar con un plus en nuestra memoria aquello que hemos aprendido. En realidad, tras hablar de esta cuestión con un compañero de trabajo, psicólogo, me comenta que las emociones en el aprendizaje sirven más para rescatar el recuerdo que para grabarlo. Dicho de otro modo, recordamos mejor aquello que nos produjo una emoción. Ahora bien, no necesariamente necesitamos las emociones para aprender. Hay aprendizajes absolutamente mecánicos, como por ejemplo aprenderse la tabla de multiplicar por ejemplo del 2 o del 3. Para este tipo de aprendizaje, repetitivo, metodológico, memorístico, es la ciencia de la pedagogía quien elabora herramientas de aprendizaje que faciliten la interiorización y acomodación de conceptos, por ejemplo, los mapas conceptuales, los esquemas, la imagen, la repetición, la práctica, etc. Sin embargo, para ayudarnos a recordar aquello que es o será útil, en definitiva, para saber cómo aprendemos, la ciencia de la psicología juega un papel trascendente en la educación. Desde este modestito rincón reivindico un mayor aprovechamiento de estos profesionales en la actividad docente y formativa, porque es nuestro alumnado el principal benefactor de las políticas que ejecutamos y gestionamos y a quien debemos de dirigir todo nuestro esfuerzo.
Lo cierto es que estas últimas lecciones que me ha dado la vida, me recuerdan que todo lo que gira a nuestro alrededor puede ser interpretado y comprendido o simplemente... ignorado.

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