Allá por el mes de mayo, un día, como otro cualquiera, alguien lee en prensa un artículo. Ese artículo es una entrevista. Se entrevista a la autora de un libro. El libro se titula "La importancia de los peces fluorescentes". Iniciada la lectura de la segunda parte, la rutina da un golpe de estado e impide el avance del placer de leer, exiliando este tiempo necesario a otros tiempos, pues la insurgencia del trabajo y sus residuos se apoderan de su espacio. Pero a los sueños no los frena nadie, y alguien sueña cenando en familia. En el sueño todos somos peces fluorescentes, en el escenario de un restaurante bajo el mar. Un precioso y nítido sueño donde cada quien tiene su color, iluminando la oscuridad profunda del restaurante sumergido. Ese sueño anuncia un regreso, la finalización del libro donde se relata más adelante lo que sigue :
..." Estaba casi muerto, sólo los ojos permanecían autónomos al infortunio. Ellos si se abrieron, suavemente, y el espectáculo le hizo llorar porque mil peces de colores le miraron a la cara y le hacían burlas graciosas y le daban calor. Esos peces eran la expresión misma de la gloria. Iluminaron todo el camino hacia la superficie y con ellos se hizo la magia que hasta el momento sólo habían conseguido las hormigas en las fábulas, cuando todas juntas y bien organizadas lograban transportar a un elefante. Así, rodeado de cientos de peces de colores estridentes, Antonio Plancton volvió de su pesadilla, y de su propia muerte."...
Las nueces, la madera, la luz, la noche, Salvador, Luis, Antonio..., "La vida y sus sorpresas superan en remedios al más potente de los analgésicos, al más compacto de los divanes...", los colores, gatos, leones, pájaros, una pequeña piedra bicolor, las flores, bucear en la base de un árbol y la música: ..."La música es silencio, la música es arte, la música es ciencia, la música es... el lenguaje de la afectividad, el vehículo certero con el que se expresa todo aquello que se esconde en el lugar donde no llegan las palabras..."
Ejercicio mágico:
¨... si no sólo cerramos los ojos sino que los guimñamos con fuerza, una y otra vez, los más afortunados o los que más se afanen en dar con el vigor del guiño exacto tal vez puedan llegar a ver en medio de la oscuridad, a modo de chispazo, unos diminutos peces fluorescentes.
Es una forma de pedirles que vengan a nuestros sueños..."
Y el libro finalizó, y saber que la noche nos situa por igual frente a la noche de noche y a la noche de dia, me recuerda que todo tiene un porqué, lo sepamos o no. Cuantas coincidencias y qué suerte el final de esas luchas. Gracias Almudena Solana por este libro y sus sueños fantásticos. Gracias por tu tiempo.
Como la música es la protagonista principal del este rincón, lo mejor es cederle el lugar que este libro le entregó a otra coincidencia más. Para sus oidos, para cerrar los ojos y ganar el tiempo...