domingo, 1 de febrero de 2009

Vergüenza

"Empleos británicos para los trabajadores británicos" Este es el vergonzante lema que luce en las pancartas de cientos de manifestantesn del comité de empresa de la planta nuclear de Sellafield (http://www.prensaescrita.com/diarios.php?codigo=S&pagina=http://www.elpais.com). Esto es lo que hay en la superficie. Lo que la población conoce y lo que se puede achacar a la irracionalidad de la masa. Los políticos, las empresas, los intereses económicos, el poder sobre la energía, las disputas sobre quien controla a quien, es lo que no sale en prensa, lo que no es noticia y lo que no genera corriente de opinión. Lo escandaloso del asunto es que cuando hace falta presumir de liberalismo parece que siempre son los mismos el punto de referencia, pero la realidad es otra.
Otra noticia habla de la violencia que está instalada en las jóvenes inglesas. Si tienen o no tienen relación las dos noticias, sería motivo de análisis por algún/a sociologo/a. Pero es triste comprobar que no somos tan libres como no creemos ni somos tan tolerantes como presumimos.
En el mundo de la globalización la xenofobia es la pólvora que con la mecha de los ocultos intereses economicos puede volar por los aires cualquier rastro de civilización o de su supuesta existencia. Desde luego lemas como el mencionado, son el punto de calor necesario para que de cuando en cuando todo mire hacia el pasado, para que ciertos nostálgicos del conservadurismo aún justifiquen su presencia y sus valores.

¿Desde cuantas perspectivas puede analizarse esta noticia? También puede ser que yo hoy esté susceptible, pero me extraña, ni estoy con la regla ni bajo el síndrome premestrual.

Noticias relacionadas:


- http://www.expansion.com/2009/02/01/economia-politica/1233484188.html (Diario económico, para quien no lo sepa).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi punto de vista preferido para analizar la mayoría de las noticias de este tipo es el que tiende al descubrimiento del ser humano en sí mismo. Liberalismo y tolerancia son términos que requieren una base de fondo para lograr asentarse, primero en el individuo, después en la sociedad. Y quizá sea la propia condición de cada un@, la a veces escasa capacidad de discernir churras de merinas, (dícese, por ejemplo, paro de inmigración, en la búsqueda de sus causas), quizá sean los valores intrínecos de cada uno de nosotros los únicos que pueden salvarnos de caer en la fácil tentación de la barbarie, cuando el panorama local ( siempre es ése el que nos hace reaccionar) no se aparece demasiado halagüeño.
Desgraciadamente, no todos tenemos el valor o la lucidez de ver, más allá de la turba que arrastra ( siempre me acuerdo de aquella película maravillosa, La jauría humana ); pues defender al débil o al marginado es casi convertirse en uno más, y arriesgarse, por tanto, a ser también presa fácil de esa marea bestial.
Definitivamente, en tiempos de crisis los altos e indispensables valores de la civilización siempre han corrido un peligro mortal de retroceso o, incluso de desaparición, pues son caldo de cultivo ideal para los más bajos instintos de la supervivencia humana. EStoy convencida de que algunos de nuestros refranes españoles hablan de esto: "sálvese quien pueda" o "tonto el último". Pero esperemos que siempre queden restos de luz después del naufragio.
Saluditos y expresiones
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