Hoy estoy como una niña con zapatos nuevos. He creado mi blog (muy distinto a como me gusta pero caminando se hace el camino) y esta mañana al despertar pensé en que he ido a crear un lugar donde la palabra es la protagonista. He recordado una canción de Presuntos Implicados que se titula "No hay palabras" su letra dice así:
"No son en sí la realidad
son hermosas palabras que sólo lograrán
ser dibujo inexacto del paisaje interior
son tan sólo los ecos de la emoción.
Hay sentimientos que no tienen voz
porque no caben dentro de una explicación,
son el verso callado que nunca encontrará
la palabra precisa en la que llorar.
No hay palabras para entregar
lo que ofrecen las manos cuando se ha de amar
ninguna palabra, no; ninguna oración
embellece el poema de esa sensación"
Este pensamiento me condujo al del señor Ludwig Wintgenstein y efectivamente creo que el lenguaje tiene sus límites. Opino que a veces es imposible expresar la sorpresa, la admiración, la atracción o los sentimientos que nacen, no se sabe dónde en el espíritu, alma o corazón de las personas. Y no quiero que esta sea la perfecta excusa para las personas calladas, porque hay un universo inmenso de palabras para aproximarse a aquello que se "desea" expresar. Aunque el lenguaje tenga límites, el deseo de comunicarse suple a mi entender ese límite. Intentar hablar, relacionarse, es una actitud social y de relación que nos inclina hacia los demás, que desnuda nuestras emociones, opiniones o sensaciones ante el mundo, que nos muestra cómo somos, cómo pensamos, qué creemos. Y esas palabras que nos desnudan pueden ser sutiles y elegantes o gruesas y desenfadadas según cómo deseemos presentarnos ante quien nos observa y escucha o simplemente nos ve y nos oye.
Buenos días y saludos cordiales.
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