martes, 9 de septiembre de 2008

Ganar y perder

La verdad es que con el paso del tiempo una se conoce mejor a sí misma, por lo aciertos y los errores que ha cometido o cree haber cometido. No es fácil que evaluemos los éxitos, simplemente los achacamos a la grandeza de nuestra sabiduría o excepcional habilidad, con lo cual no caemos en la cuenta del factor suerte o circunstancias del mismo, corriendo el riesgo de convertirnos en unas personas pretenciosas o vanidosas. En cambio los fracasos solemos evaluarlos mucho más, consideramos el azar, el contexto, nuestro comportamiento y el de los demás. Se produce un desequilibrio en la persona a nivel inconsciente que pasa al plano de la consciencia con este análisis para buscar restablecer el antiguo equilibrio. Evaluamos en qué nos hemos podido equivocar y, muchas veces, superficialmente encontramos la causa, la analizamos y efectuamos la conclusión que más tarde como factor experiencia nos ayudará a tomar decisiones para situaciones similares. A veces el instinto también juega su papel y echa una mano en esto.

Hay otras ocasiones, sin embargo, cuando se ha fracasado, que, durante el análisis del mismo, no encontramos fácilmente la causa. El contexto se hace tan complejo y la multiplicidad de variables es tan ámplia, que ni por reduccionismo podemos atisbar ese porqué que necesitamos saber.

El tiempo a veces, es nuestro aliado y sitúa cada circunstancia en el lugar oportuno y pone la emoción en la situación de calma oportuna para analizar mejor y con serenidad.

El tiempo es la oportunidad de encontrar la respuesta y el tiempo es el juez cruel que hasta que no se produce la sentencia, dilata el sufrimiento y la angustia de encajar un fracaso.


No voy a categorizar los fracasos, los hay tantos y tan variados que la lista sería demasiado entretenida, pero en mi opinión los más importantes son aquellos que tienen que ver con las personas que "queremos" y entre ellas están, la familia, la pareja o los amigos. A veces la distancia es el olvido y bueno, el tiempo pasa y ya no nos tomamos el tiempo de saber de quienes orbitaban en el universo del querer de nuestra vida. Otras veces, sin embargo, las discusiones, los desencuentros o los desacuerdos nos hacen tomar decisiones que el tiempo dirá si fueron o no acertadas. Y otras veces los pasa como dice esta canción;


ULTIMAMENTE (Ismael Serrano)


Últimamente ando algo perdido, me han vencido viejos fantasmas, nuevas rutinas.
Y en cada esquina acecha un ratero para robarme las alhajas, los recuerdos, las felicidades.
De un tiempo a esta parte llego siempre tarde a todas mis citas.
Y la vida me parece una fiesta a la que nadie se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte, no amarte.
Últimamente ando desconcertado, así que ponte a salvo, porque en este estado ando como loco.
Y me enamoro de mujeres comprometidas, llenas de abrazos, llenas de mentiras.
De un tiempo a esta parte, a mi amor propio algo le falta, lo has dejado unos puntos por debajo del de Kafka.
Y la vida me parece una fiesta a la que nadie se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte me cuesta tanto, tanto, tanto, me cuesta tanto no amarte.
Últimamente planeo una huida para rehacer mi vida, probablemente en Marte.
Seguro que allí no hay nadie empeñado en aconsejarme: "Ismael, ¿qué te pasa? No estudias, no trabajas".
Y qué vamos a hacerle, si es que últimamente ando algo perdido, si te necesito.
De un tiempo a esta parte me cuesta tanto, tanto, tanto, me cuesta tanto no amarte.
Han de venir tiempos mejores, cometeré más errores, daré menos explicaciones, y haré nuevas canciones
en las que te cuente cómo, últimamente, son tan frecuentes tristes amaneceres ahogando mis finales,
repetidos, cansados, miserables, llenos de soledades.
De un tiempo a esta parte me cuesta tanto, tanto, me cuesta tanto no amarte.

3 comentarios:

Tatana dijo...

Interesante tema, de todas maneras creo q somos bastante mas descarnados a la hora de juzgar un error, por mas excusas y variables q tomemos en cuenta q un acierto. O al menos eso me pasa a mi

besitos, buen miercoles

Anónimo dijo...

A veces nos fustigamos con el látigo del fracaso porque creemos merecer de algún modo ese sufrimiento antes de analizar cuánto de erróneo ha sido nuestro comportamiento y cómo hacer para no repetirlo en el futuro, aprendiendo de ellos y dejando al sufrimiento menos poder y limitándolo, porque el dolor sólo proporciona sufrimiento y poca sabiduría.
Saludos Tatana, buen miércoles para tí también.

Ana dijo...

Me encanta, has sacado del cajón esta canción tan preciosa y pegadiza olvidada por mi.
Gracias